¿Cómo te sientes en tu trabajo? Es una pregunta que solemos hacernos con frecuencia y que, la respuesta no siempre es la mejor. Reflexiona un momento sobre el cómo te sientes en tu lugar de trabajo, ¿En qué estado emocional suelen estar las personas que co-laboran a tu alrededor? ¿Rabia, resentimiento, entusiasmo, alegría, tristeza?
En talleres y sesiones de coaching, he visto que muchas personas llegan literalmente agotadas y frustradas por su trabajo. Me sorprendí hace poco cuando, una gerente de banco contaba como a causa de la presión laboral sufrió un desmayo en su oficina y la persona en el rol de Gerente de Recursos Humanos, en lugar de asistirla, muy por el contrario intentó sacarla de la agencia y enviarla a su casa.
Muchas empresas se encuentran aún en el paradigma de las Empresas S.A., donde S. A. significa Sin Alma. En esas empresas las personas se convierten en “recursos”. En ese paradigma empresarial, el foco se encuentra en los resultados, en los números, en el producto. Y a pesar de las palabras bonitas en Navidad, por parte de Directores o Gerentes, las emociones simplemente no cuentan porque no se pueden contabilizar en una hoja de Excel.
En plena era del conocimiento y la innovación, las Empresas S.A. están destinadas a desaparecer, porque en este nuevo paradigma al que nos enfrentamos, las organizaciones requieren de personas capaces de afrontar la incertidumbre y la rapidez con la que se suceden los cambios del entorno para adaptarse con igual velocidad, lo que implica una gestión de talento diferente a la tradicional.
Empresas Amorosas
En las nuevas empresas las personas tienen voz, adoptan la colaboración para crear inteligencia colectiva, la innovación como camino seguro al desarrollo sustentable y desarrollan la competencia del escuchar, imprescindible para conectar con las emociones de la gente.
En las Empresas Amorosas no es suficiente la forma tradicional de comunicar, se hace necesario re-observar a la organización como una red de conversaciones en las que están entrelazados el lenguaje y las emociones de la gente, fenómeno ligado a la Cultura Organizacional. El Dr. Humberto Maturana, Biólogo Chileno, señala que “…la cultura es una red cerrada de conversaciones y que el cambio cultural ocurre cuando se produce un cambio de conversaciones en esa red.”
En palabras de Maturana, ser amoroso significa aceptar al otro como un “legítimo otro” en la convivencia, en condiciones en que “el otro” puede ser uno mismo. Una empresa se transforma en “Amorosa” cuando las personas que la integran se descubren como seres que se aceptan y respetan, mutuamente, como son y sin esfuerzo, co-laborando eficientemente porque las acciones y el espacio relacional ocurre naturalmente en el Amor.
Según mi experiencia en el trabajo con personas y organizaciones, y sumando a la visión de Maturana, es preciso que en las Empresas Amorosas la convivencia se base también en el compromiso. Éste constituye el espacio de acciones de aceptación de un acuerdo en la realización de una tarea.
¿Cómo ir cambiando al paradigma de la Empresa Amorosa? Desde mi mirada los gerentes deben entrenarse en el escuchar a las personas, no sólo en situaciones de trabajo, sino escuchar el alma de la gente. Entrenarse también en la apertura, en la co-participación, así como aventurarse a re-aprender a coordinar los deseos de las personas con la misión-visión de la empresa. No desde la obediencia, sino desde el placer de la colaboración.
Este cambio será genuino si la gerencia lo hace en forma consciente. Así se posibilita una organización productiva, que optimiza sus recursos económicos, así como el tiempo y talento de sus trabajadores en actividades de creación y desarrollo empresarial, y que en definitiva es feliz haciendo lo que hace.
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Digital Marketing Manager en Orienteed. Consultor en Estrategias de Inbound Marketing y Comunicación Digital. Diseñador Web, especializado en Usabilidad y UXp. Coach Ontológico Profesional certificado. Ex Co-Fundador de Mauna Media.
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