El pasado 24 de agosto tuve la oportunidad de asistir al evento «FuckUp Nights» realizado en la sede del Impact Hub Bogotá. Ya en el Hub de Caracas había visto las convocatorias a eventos similares. Pero no es hasta ahora que había tenido la oportunidad de asistir.
El «FuckUp Nights» es un movimiento mundial. En el que se cuentan historias de fracaso de negocios o proyectos en un evento casual, informal —y probablemente divertido—. En cada «FuckUp Nights» existe la posibilidad de un espacio de networking. Y tres conferencistas compartiendo su historia de fracaso en una presentación de 7 minutos. En las que buscan responder: ¿Cuál era su proyecto? ¿Qué salió mal? ¿Qué aprendieron? y ¿Qué harían diferente?.
Lo que comenzó hace unos años como una conversación entre emprendedores es hoy el The Failure Institute. En esta oportunidad en Bogotá los tres conferencistas fueron:
- Juan Pablo Ruiz —de 25 años— en representación de Wingu. La misión de esta organización sin fines de lucro es potenciar el trabajo de otras organizaciones y proyectos sin fines de lucro de América Latina a través de la incorporación de tecnología y metodologías innovadoras. Los ejes fundamentales son la capacitación, y los servicios de implementación tecnológica para las ONGs.
- Paula Gutiérrez en representación del Impact Hub Bogotá. El hub es un ecosistema de innovación social. Cuyo trabajo es generar y habilitar espacios de colaboración, coworking, eventos de fortalecimiento y capacitaciones para emprendedores e innovadores sociales. La sesión de Paula fue muy enriquecedora, dado que contó los altos y bajos que ha tenido la iniciativa del Hub en Bogotá. Una historia con mucho aprendizaje para quienes desean iniciar proyectos emprendedores de corte social.
Freemind y su iniciativa de desarrollo social sustentable
En lo personal, la tercera sesión de la noche me llamó más la atención. Felipe Novoa estuvo presente en el evento en representación de Freemind. Un emprendimiento desarrollado en torno a una bebida relajante basada en hierbas tradicionales como cidrón y toronjil (lo contrario a las bebidas energizantes como RedBull).
Como emprendimiento Freemind ya tiene más de 7 años y están en pleno proceso de exportar a México y Francia. Pero quizá lo que generó más impacto, fue el relato de Novoa. En torno al propósito de la marca y su modelo de destinar el 50% de las utilidades de la empresa para promover lo que llamó «acciones de libertad pura y positiva por un mundo mejor». Felipe dijo que «encontramos un modelo en el que, sin pedir regalos ni donaciones, podemos transformar realidades mediante los negocios», ante una audiencia muy interesada en dicho modelo.
Novoa contó que el primer proyecto que han impulsado desde la marca se llama «Todos por La Guajira» (#TodosPorLaGuajira), que busca que la población indígena de la región sea autónoma —y en consecuencia libre— en el uso y suministro de agua. Desde el 2016 se han dedicado a crear fuentes del preciado líquido y proyectos propios de emprendimiento. Este fue el vídeo que mostró:
Según el co-fundador de Freemind aún siguen consolidando la iniciativa, que ha tenido muchos altos y bajos, inclusive con empresarios tradicionales que han criticado «su modelo». Mientras genera utilidades, Freemind hizo una donación y logró llevar más de 100.000 litros de agua a la Guajira.
Me pregunto ¿qué sucedería si más empresarios como Felipe llevaran adelante más iniciativas como esta?
Cierro con esta frase que Novoa atribuyó a su padre esa noche:
«No importa lo que la gente mala haga, importa lo que la gente buena deja de hacer».
Digital Marketing Manager en Orienteed. Consultor en Estrategias de Inbound Marketing y Comunicación Digital. Diseñador Web, especializado en Usabilidad y UXp. Coach Ontológico Profesional certificado. Ex Co-Fundador de Mauna Media.