Me gusta pensar que a través del diseño ofrecemos soluciones a las personas. El diseño digital o diseño web de hoy, es una tremenda actividad que implica conjugar la creatividad con la tecnología para precisamente ofrecer dichas soluciones.
El diseño web y de aplicaciones móviles, demanda de los diseñadores ser capaces de trabajar en equipo, con diferentes profesionales, para crear experiencias digitales orientadas a prácticamente cualquier grupo humano. Es un difícil equilibrio entre lógica, ciencia cognitiva, creatividad y empatía humana. En este post quiero compartir algunas prácticas para el diseño digital de hoy.
7 Prácticas potentes del Diseño Web Moderno
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Diseñar para conectar emocionalmente.
Sin duda es importantísimo que un sitio web o una aplicación funcionen bien, que las personas podamos aprovechar la funcionalidad al máximo y con facilidad de uso. Eso es lo ideal. Pero no debemos olvidar que al momento de diseñar un sitio web, debemos hacerlo incluyendo lo que las personas también están esperando, y no es otra cosa que conectar emocionalmente con el producto. El cómo se sientan las personas interactuando con nuestra interfaz, determinará la percepción de facilidad de uso.
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Trabajar proactivamente con los desarrolladores.
Desarrolladores y diseñadores son profesionales predestinados por el mundo digital a co-trabajar, esto es inevitable. Una de las claves de esta relación es la proactividad. Desde la perspectiva del diseñador es imprescindible comprender la mirada del desarrollador –y viceversa claro–, como diseñadores debemos hacer el esfuerzo por mirar el alcance técnico de cualquier propuesta visual. Algo importantísimo, ser consciente que tanto el desarrollador como el diseñador tienen un mismo objetivo común: facilitar la vida de las personas a través del producto a diseñar/desarrollar.
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Enfocarse en la idea correcta, no la mejor.
Nos guste o no, el diseño digital no es arte. La estética es muy importante, hay color, creatividad pero en el proceso de diseño web manda el objetivo que está relacionado al alcance del negocio. Por ejemplo, de pronto tienes un sitio de e-commerce donde a través de un estudio conoces que los usuarios prefieren la comodidad de las interfaces que en la actualidad tienen una visual «anticuada». Toca entonces re-diseñar en función de los usuarios y no de lo que como diseñadores creemos es lo más «pro» o lo «del momento».
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Tratar la interfaz como una conversación humana.
El objetivo del diseño de interacción es crear interfaces visuales lo más realistas y humanas posibles, buscando facilitar el intercambio con seres humanos, hoy en día los diseñadores tenemos muchas herramientas para lograrlo. Cada botón, ventana, mensaje representan una oportunidad para llenar de humanidad la interfaz y promover el feedback. No hay formas correctas, pero el que podamos proveer de personalidad al producto, puede ser un hito relevante en el uso que le den las personas.
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Diseñar los detalles, en el momento correcto.
El proceso de diseño digital tiene diferentes etapas y niveles de profundidad. Preocuparse de forma temprana por todos los detalles a diseñar puede ser contraproducente para la creación de funcionalidades importantes. Lo recomendable es que en las primeras fases del proyecto el diseño se centre más en la interacción, estructura –wireframes– y facilidad de uso, para luego ir atendiendo el diseño con mayor detalle en botones, imágenes, paletas etc.
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Balancear todas las alternativas posibles.
La libertad al momento de elegir –cuando se trata del diseño de interfaces web– puede llegar a ser una paradoja. Los usuarios quieren libertad de elegir múltiples opciones y acciones disponibles frente a una interfaz y al mismo tiempo quieren simplicidad, una forma clara y limpia, con la menor distracción posible. Es complejo, pero hace falta al diseñar, encontrar ese balance correcto. Las interfaces simplificadas requieren que el diseñador reduzca las opciones para mejorar la usabilidad, así como en el «fitness» el objetivo siempre será reducir la grasa, quitar lo innecesario.
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Pensar más allá de la regla de los «3 clicks».
Lo primero, no es una «regla» y mucho menos está escrita en piedra. Lo segundo, teóricamente dicha regla afirma que las personas deberían encontrar/hacer lo que desean en una interfaz digital en no más de «3 clicks». La leyenda dice que mientras más clicks el usuario haga, menos le gustará el sitio web y se irá rápidamente. Joshua Porter demostró hace un tiempo que realmente la satisfacción de los usuarios no está relacionada con las veces que haga click en una interfaz. Fue el sonido de los clicks lo que hizo que esto se convirtiera en una «regla» del diseño web. La clave del buen y moderno diseño web está en diseñar cada click para que lleve de forma correcta a donde el usuario necesita ir.
¿Se te ocurre alguna otra práctica? No dudes en dejar tu comentario.
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Digital Marketing Manager en Orienteed. Consultor en Estrategias de Inbound Marketing y Comunicación Digital. Diseñador Web, especializado en Usabilidad y UXp. Coach Ontológico Profesional certificado. Ex Co-Fundador de Mauna Media.